Aterrizábamos de nuevo en tierras Asiáticas, pero esta vez por primera vez en Filipinas. Un país que se puede decir que se esta poniendo de moda. El primer día llegamos a Manila a eso de las doce y media, la capital del país. No queríamos arriesgarnos a salir a la ciudad tan tarde sin saber donde ir, así que nos quedamos hasta el amanecer en el aeropuerto para coger rumbo a nuestro alojamiento que estaba en Makali, un distrito dentro de Manila. Hay muchas maneras de ir al centro de la ciudad pero…¿ por que no irnos con los locales? Nos dejaron en la última parada Pasai Rotonda, que esta la estación de Edsa. Allí íbamos a pillar mas de un tren en los próximos días.
En el autobús ya nos olíamos mas o menos lo que íbamos a encontrar, un contraste enorme entre riqueza y pobreza. Miraba todos los edificios, la gente, los jeepneys, un alucine. Al bajar en la estación de Ayala, un seguridad nos informó por donde debíamos de ir para llegar hasta Júpiter street, nuestro alojamiento.
Hicimos el check-in dos horas y media antes de tiempo y no podíamos acceder al edificio,total que vinieron los dueños y nos autorizaron para que estuviéramos en la piscina hasta las dos de la tarde. Al llegar a casa, cataplom! A dormir hasta el amanecer (Buscando información de filipinas, por casualidad leo que es de mala educación llegar antes de tiempo a los lugares, pues POM!! Ahí llegamos nosotros con dos horas y media de antelación.😁, ya decíamos que estaban un poco serios. Ya empezaban las aventuras )
Ya callejeando por Manila, aparte de ver cientos de centros comerciales gigantes, rascacielos y miles de coches apeados uno detrás de otro esperando circular , lo que si te vale es par ver lo injusta que puede llegar a ser la vida y la suerte que tenemos muchos en el mundo. Vivir estas situaciones te hacen valorar más la vida.
En total estuvimos 4 días en Manila y al final le vas cogiendo el rollo al caos que tiene la ciudad. Su gente es buenísima y siempre te ayudan cuando te ven dudando o se lo pides, ademas siempre sonriendo.
Sin noción del peligro
Era el último día que teníamos para ver la capital antes de coger rumbo al siguiente destino, así que mochilas al hombro, cámaras en manos y a descubrir rincones de la ciudad del caos. Nuestro primer destino era Central Station, donde queríamos hacer parada en el centro comercial SM, para buscar una cámara acuática ya que este verano perdí nuestra compañera de aventuras. Sin éxito retomamos nuestro camino hacia China Town, que al final no nos dirigimos donde creíamos, pusimos pie en un lugar que hay que tener cuidado según dicen. Empezamos a caminar y ya en la primera calle podías sentir que no era un sitio cualquiera,la gente nos miraba de manera extraña,como diciéndonos con la mirada ¿que cojones hacéis aquí?. Girábamos la esquina de la calle y era peor que la anterior así sucesivamente hasta llegar a una plaza que nos le preguntamos a un seguridad y nos guió como salir de allí.
Sinceramente fue impactante la experiencia de ver a niños desnudos llenos de grasa de la carretera, otros pidiendo, una situación nada agradable, lo peor de todo que los niños con lo poco que tienen cuando menos te lo espera están ahí con una sonrisa.
Ya en casa, Tamara comprobó donde habíamos estado y realmente habíamos tenido suerte, aconsejan no adentrarte por esas calles, no es el peor barrio de Manila pero si uno de ellos.
Manila, famosa por sus atascos
Dejábamos nuestro alojamiento para viajar hasta la Isla de Cebu, el vuelo era a las seis y cuarto de la tarde en el aeropuerto de Manila. Aprovechamos que teníamos un poco de tiempo, para ir a un centro comercial que nos pillaba de camino en busca de la cámara, a eso de las tres y media pillamos el taxi donde iba a vivir lo difícil y desesperante que puede llegar a ser conducir en Manila, estábamos parados por completos en un atasco, que pasaban los minutos y no nos movíamos. Empezaba a ponerme nervioso pensando que perdíamos el vuelo. Total llegamos al aeropuerto a las cinco y cuarto de la tarde. Una hora teníamos para embarcar pero eso no es todo, llegamos al mostrador de AirAsia y me dice la chica que es la terminal 4 que teníamos que volar, todo eso pasando los minutos… Nos vamos corriendo a la otra punta del aeropuerto para coger un minibus que te hace el cambio de terminal, jamás cogeríamos ese minibus, vuelta hacia el mostrador de AirAsia y la chica termina dándome los tickets sin pasaporte, jajajajaja eso era de locos!!!. Me dice que nos vayamos en taxi, y eso hicimos.
Lo mejor de todo, el taxista muriéndose de risa cuando nos montamos en el taxi y le decimos que a la terminal 4 que el vuelo salia en 20 minutos, jajajajajaja su risa contagio tanto que creo un momento para recordar. El hombre, un crack conduciendo cogiendo atajos para evitar caravanas, nos deja allí en la terminal, entramos como locos en esa micro terminal y cuando pasamos control policial nos dice una mujer que el vuelo se ha cambiado la hora de salida a las 7 de la tarde, no nos lo creíamos!!! entre los nervios y la pecha de correr que nos dimos. Finalmente despegamos y llegamos a Cebu.
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